El encuentro con Jesús y su seguimiento

Elementos relacionados

    Queridos diocesanos:

    Después del Bautismo de Jesús, la liturgia nos sitúa ante un hecho que llama especialmente la atención hoy, que es la llamada a los primeros discípulos y la respuesta generosa de los mismos a seguir dicha llamada.
    Una de las notas más características de la llamada por parte de Jesús y de la respuesta por parte de las personas es la fascinación, el entusiasmo y la prontitud con que los discípulos responden a la llamada del maestro.

    Los dos primeros discípulos oyen de boca de Juan el Bautista quién es Jesús: «El cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn 1, 35); e inmediatamente le siguen, quieren conocer dónde vive, lo que vive, cuáles son sus valores, su estilo de vida, y cuando Jesús les dice «venid y lo veréis» (Jn 1, 39), ellos le siguen y se quedan con Él.

    Se ha producido un verdadero encuentro entre Jesús y aquellos discípulos y a partir de este encuentro van a comenzar a construir su historia de seguimiento y discipulado, como discípulos de Jesús, como seguidores de su mensaje y de su vida.

    El encuentro con Jesús es el punto del partida para el seguimiento, para ser su discípulo. Así fue en los apóstoles, en san Pablo y en todos los santos que ha habido a lo largo de la historia.

    Hoy existen muchas personas que no se han encontrado con el Señor y por eso su fe no significa nada o muy poco para ellos. El encuentro con Jesús es el comienzo de una vida vivida según Dios y no podremos vivirla así si no se produce este encuentro con Él.

    El encuentro con el Señor es don de Dios y es búsqueda por parte del ser humano. Es algo que nos tiene que regalar el Señor, pero es necesario que nosotros lo busquemos, que deseemos encontrarnos con Él.

    En nuestro mundo Dios es el gran ausente de la vida de muchas personas, no porque Él no esté presente, sino porque realmente las personas pasan de Él. Se sienten indiferentes a todo cuanto hable de Dios, de fe, de religión, y de vida eterna, porque están buscando otras cosas más inmediatas, materiales, efímeras, lo contante y sonante.

    El Señor, a través de su palabra en la que nos muestra su verdadero rostro, desde determinados acontecimientos que se producen en nuestra vida y nos llevan a buscar un sentido a los mismos, desde la forma de vivir de otras personas que nos impacta, también nos pregunta a cada uno de nosotros: «¿Qué buscáis?» (Jn 1, 39). De nuestra respuesta va a depender el que se produzca ese verdadero y auténtico encuentro con Él que nos transforme plenamente, o que sigamos buscando lo que no puede responder a nuestros interrogantes, ni puede saciar las ansias de infinitud que cada uno llevamos dentro.

    Otro aspecto importante de este encuentro con Jesús es que se realiza a través del testimonio de otros: aquellos primeros discípulos se encuentran con Jesús y le siguen por el testimonio de Juan el Bautista: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn 1, 35). Pedro le siguió por el testimonio de su hermano Andrés, «hemos encontrado al Mesías» (Jn 1, 41), que era uno de los dos que le siguieron por el testimonio de Juan el Bautista. Tantos y tantos que a través de la historia humana se han sentido llamados por Dios a través de otras personas.

    Esto nos pone de manifiesto lo importante que es el testimonio de vida de los demás para nosotros y nuestro propio testimonio para los demás. Decía san Juan Pablo II que el único evangelio que muchos de los hombres y mujeres de nuestro tiempo iban a leer sería el testimonio de los cristianos.

    + Gerardo Listado completo de Cartas