Juan I, papa y mártir

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    Era italiano, de Toscana. En 523 fue elegido Papa. En Italia gobernaba el rey Teodorico que apoyaba la herejía de los arrianos. El emperador Justino de Constantinopla decretó cerrar todos los templos de los arrianos de esa ciudad y prohibió que los que pertenecían a la herejía arriana ocuparan empleos públicos (los arrianos niegan que Jesucristo es Dios y esto no es aceptado en el cristianismo). El rey Teodorico obligó entonces al Papa a que fuera a Constantinopla en el año 524 y tratar de obtener que el emperador Justino quitara las leyes que habían dado contra los arrianos. Pero Juan no tenía ningún interés en que apoyaran a los herejes. Y así lo comprendió la gente de esa gran ciudad. 

    Más de 15.000 fieles salieron en Constantinopla a recibir al Papa Juan, con velas encendidas en las manos y estandartes. Y lo hicieron presidir muy solemnemente las fiestas de Navidad. Y claro está que el emperador Justino, aunque les devolvió algunas iglesias a los arrianos, no permitió que ninguno de estos herejes ocupara puestos públicos. 

    Teodorico se encendió en furiosa rabia y al llegar el Santo Padre a Ravena (la ciudad donde el rey vivía) lo hizo encarcelar. Fueron tan crueles los malos tratos que en la cárcel recibió que al poco tiempo murió. Junto con el Papa fueron martirizados también sus dos grandes consejeros, Boecio y Símaco. 

    Dice la historia que el rey Teodorico sintió tan grande remordimiento por haber hecho morir a San Juan Primero que en adelante lo veía hasta en los pescados que le servían en el almuerzo. 

    En la inscripción sepulcral se lee: «Víctima de Cristo, por la estancia coaccionada». Gregorio Magno cuenta la visión de un eremita según la cual el Papa Juan y Símaco habrían precipitado a Teodorico por un cráter. Listado completo de Santos