La Presentación de Jesús en el templo

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    La fiesta de la Presentación se celebra el día 2 de febrero. Este mismo día se celebra también la Purificación de la Virgen, popularmente llamada, fiesta de las Candelas o de la Virgen de Candelaria. La iglesia bizantina la convirtió en una fiesta solemne muy importante.

    En tiempo de Jesús, la ley prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse a los cuarenta días que hubiese dado a luz. Si el hijo nacido era varón, debía ser circuncidado a los ocho días y la madre debería permanecer en su casa durante treinta y tres días más, purificándose a través del recogimiento y la oración.

    Este es el texto evangélico en el que se narra este misterio: “Y como se cumplieron los días de la purificación de ella, conforme á la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor”. (Lucas 2, 22)

    María y José llevaron a Jesús al Templo y según la costumbre, ofrecieron como sacrificio dos tórtolas. En el templo se encontraba el anciano Simeón que tenía fama de ser un hombre justo y bueno. Al verlos tuvo la convicción de que actuaba impulsado por el Espíritu,  tomó a Jesús en brazos y bendijo a Dios diciendo el Nunc dimittis. Las escrituras lo narran así: “Y los bendijo Simeón, y dijo á su madre María: He aquí, éste es puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel”. (Lucas 2, 34)

    La profetisa Ana vivía en el templo y al presenciar aquellos acontecimientos comenzó a hablar del Niño a todo aquel que esperaba la redención de Jerusalén: “Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Phanuel, de la tribu de Aser; la cual había venido en grande edad, y había vivido con su marido siete años desde su virginidad. Y ésta, sobreviniendo en la misma hora, juntamente confesaba al Señor, y hablaba de Él á todos los que esperaban la redención en Jerusalén”. (Lucas 2, 36-46) Listado completo de Santos