El obispo de Ciudad Real, monseñor Abilio Martínez Varea, fue el primer invitado de los Desayunos informativos del periódico Lanza, celebrados el lunes 3 de noviembre en la sede del periódico. El acto, que contó con la presencia de autoridades civiles, militares, eclesiásticas y del mundo empresarial, inauguró un formato de encuentro y diálogo con personalidades relevantes de la provincia.
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El director de Lanza, Jacobo Pérez, condujo una entrevista en la que el obispo abordó cuestiones sobre su vocación, la realidad diocesana de Ciudad Real, los jóvenes, la vida sacerdotal y la acción social de la Iglesia. En sus respuestas, don Abilio trazó una mirada agradecida sobre su biografía, al tiempo que expresó su deseo de que la diócesis de Ciudad Real siga creciendo como una Iglesia viva y evangelizadora.
De La Rioja y Soria a Ciudad Real: «Traigo el proceso de una familia sencilla y trabajadora»
En el inicio del encuentro, monseñor Martínez Varea evocó sus raíces riojanas: «Traigo el proceso de una familia sencilla, muy trabajadora, que siempre ha respetado mi vocación. Sobre todo, mi madre era la más religiosa. En mi pueblo hubo dos sacerdotes que fueron auténticos promotores de vocaciones al sacerdocio, porque estaban muy integrados en el pueblo y se les quería mucho. De ahí procede la vocación que ellos vieron en mí y me pidieron ir al seminario».
Recordó también el papel de la devoción mariana en su infancia: «En mi pueblo viví lo que era la devoción a la Virgen, la Patrona de mi pueblo, la Virgen de Nieva. Con mi madre siempre íbamos a las novenas. Allí mamé lo que es el amor a la Virgen, y amar a la Virgen siempre te lleva a Jesucristo».
De su experiencia episcopal anterior en Osma-Soria, donde estuvo ocho años, el obispo destacó la fuerza de una Iglesia pequeña, pero firme en la fe: «Es una Iglesia viva a pesar de las dificultades, y una Iglesia muy evangelizadora. He aprendido con la gente de Osma-Soria a querer la tierra, a querer lo propio a pesar de todas las dificultades y a tirar para adelante; gente muy recia y sobria».
«Me he encontrado una diócesis viva y evangelizadora»
Sobre su llegada a Ciudad Real, el obispo expresó su impresión tras poco más de un mes en la diócesis: «Me he encontrado un presbiterio amplio, con sacerdotes jóvenes, donde la pastoral se realiza bastante bien, a pesar de las dificultades. Cuando voy a las parroquias me llama la atención su tamaño y la cantidad de gente. Es una diócesis distinta, con datos muy buenos: jóvenes que se confirman, que se apuntan a religión, participación en Cáritas, Manos Unidas…». Con prudencia, añadió que no puede «hacer todavía un juicio ponderado» al estar poco tiempo, pero sí la definió como «una diócesis viva y que puede evangelizar».
Los jóvenes y la búsqueda espiritual: «La Iglesia ofrece comunidad»
Uno de los temas que centró el diálogo durante la entrevista fue el interés religioso de muchos jóvenes y el fenómeno cultural que refleja cierta «vuelta» a la espiritualidad. El obispo dijo que «estamos asistiendo a un fenómeno que veremos cómo cuaja, pero que indica que hay cierto giro católico, como un rebrote. Algunos dicen que significa una vuelta al catolicismo. Hay que esperar a ver cómo cuaja».
Sobre las razones de esta tendencia, monseñor Martínez Varea apuntó dos factores: por un lado, se refirió a lo que ha sido hasta ahora una mirada antropológica materialista, con la que se ha insistido en «que somos materia, en que todo se termina en esta vida». Ante esto, según don Abilio, los jóvenes dicen: «Somos algo más que materia». Y «en la Iglesia encuentran una respuesta: Jesús te quiere».
Por otro lado, destacó el valor de la comunidad eclesial en un tiempo marcado por lo virtual: «A pesar de que estamos en el momento álgido de las redes sociales, eso no crea comunidad. Y la Iglesia ofrece comunidad: poder encontrarse, poder hablar y poder verse. Las redes son interesantes, pero no satisfacen todas las necesidades de las personas. La Iglesia ofrece comunidad, y eso atrae», dijo.
El seminario y las vocaciones: «Si todos los cursos fueran como este, tendríamos que dar gracias a Dios»
El obispo, que reside actualmente en el Seminario, mostró su alegría por el impulso vocacional de este curso, con «siete nuevos seminaristas en el propedéutico. En total ,19, contando los que estudian teología, los de año pastoral y el diácono. Es una cifra buenísima. Ojalá mantengamos, como mínimo, los veinte».
En este sentido, subrayó también la importancia de las familias, puesto que «si no hay un humus en la familia, es difícil que salgan seminaristas».
Por otro lado, se refirió a la apertura de la Casa Sacerdotal: «Se esperaba para noviembre la inauguración, pero todavía no es posible. Queda lo externo: las entradas, los aparcamientos y la separación de la casa sacerdotal del seminario. Espero que no falte mucho, pero no de forma inminente. Igual para finales de 2025, por ahí andaremos».
La santidad y la iniciación cristiana: «Tenemos que trabajar para que los jóvenes se incorporen realmente a la Iglesia»
Don Abilio reflexionó también sobre la riqueza espiritual de la diócesis, «una tierra de santos» con figuras como san Juan de Ávila, san Juan Bautista de la Concepción o el beato Estenaga.
Enlazó esto con la necesidad de fortalecer la iniciación cristiana, para continuar en el camino de la santidad: «Para mí es muy importante cómo tenemos la iniciación cristiana. Normalmente hacemos los sacramentos del bautismo, la eucaristía y la confirmación, implicando a las familias. Pero vemos que los jóvenes no se incorporan a la comunidad cristiana. La iniciación cristiana es precisamente para una incorporación plena a la Iglesia, y es un tema que debemos trabajar». Añadió que, «aunque es un tema complejo, tenemos que afrontarlo para que un joven, cuando termine la iniciación cristiana, esté realmente incorporado a la Iglesia».
La acción social de la Iglesia: «Cáritas y Manos Unidas son como dos manos para acariciar las dificultades»
Mons. Martínez Varea destacó la labor de las entidades eclesiales en el ámbito social: «La Iglesia no es una Iglesia de puertas hacia adentro. Está muy preocupada por la cuestión social. En la diócesis, con todos los programas que tiene Cáritas, y también con Manos Unidas y la Pastoral del Trabajo, se está haciendo una gran labor».
Definió con una imagen el papel de estas instituciones: «La Iglesia tiene como dos manos para acariciar las dificultades y los problemas. Una es Cáritas, hacia dentro, con programas para personas sin hogar o con problemas de adicciones. Y la otra es Manos Unidas, la mano que acaricia al mundo no desarrollado, sobre todo en África y América Latina».
También mencionó la Pastoral del Trabajo —él es el responsable de esta pastoral en la Conferencia Episcopal—, «muy preocupada por las condiciones laborales y la siniestralidad», y afirmó que «lo que se está haciendo se está haciendo bien».
Sobre el aborto: «La vida es un derecho básico sobre el cual se montan todos los demás»
Al ser preguntado por el tema del aborto, el obispo reafirmó la enseñanza de la Iglesia sobre la defensa de la vida: «El magisterio de la Iglesia está claro: la defensa de la vida desde el momento de la concepción hasta el final. La vida es un derecho básico sobre el cual se montan todos los demás. Si no hay vida, el resto de los derechos caen».
Sobre la discusión social en torno a este tema, pidió serenidad en el debate público: «Deberíamos retirar las ideologías y debatir con más serenidad desde la ética, la sociología o la medicina. También apoyar a las mujeres en todo momento, a las que están embarazadas y a aquellas que han sufrido por un aborto», dijo.
El convento de los Dominicos de Almagro: «Una cesión de uso que traerá vida y empleo»
Sobre el futuro del convento de los Dominicos de Almagro, don Abilio explicó que el acuerdo con el empresario —que se anunció hace unos días— consiste en una «cesión de uso durante 75 años», no en una venta, para realizar «una restauración global del convento y de la hospedería».
«Estamos hablando de varios millones de euros, y él va a poner una empresa de formación sanitaria que dará diversidad a Almagro. Será muy bueno por la creación directa e indirecta de empleo», explicó.
El obispo recordó que «el convento seguirá siendo visitable, porque es un Bien de Interés Cultural».
Colaboración con las instituciones: «Mi postura es de absoluta colaboración en la búsqueda del bien común»
Dirigiéndose a las autoridades presentes, monseñor Martínez Varea reiteró su disposición a cooperar con todas las instituciones de la provincia: «La postura de este obispo y de la Iglesia es de absoluta colaboración en la búsqueda del bien común». Sobre esto, recordó que «la doctrina social de la Iglesia define el bien común, no como la suma de intereses particulares, sino como crear las condiciones sociales para que todas las personas y asociaciones puedan desarrollarse plenamente».
«Con todas las instituciones de la provincia de Ciudad Real —añadió— hay una mano tendida para colaborar en todo lo que pueda favorecer a nuestra tierra».
«Le pido a la Virgen un presbiterio cohesionado y una Iglesia evangelizadora»
Para concluir, respondiendo a la pregunta de Jacobo Pérez, el obispo compartió lo que pide a la patrona de la ciudad: «Le pido a la Virgen del Prado que tengamos un presbiterio bien cohesionado y que no nos falten las vocaciones. Le pido también que seamos una Iglesia muy evangelizadora, que cada día salgamos a evangelizar con una ilusión enorme, y que la provincia de Ciudad Real sea una sociedad pacífica, donde haya trabajo y convivencia».
El encuentro concluyó con un detalle simbólico: el director del diario entregó al obispo la portada de Lanza del día de su nacimiento, en 1964.