Más de ochenta matrimonios en la segunda convivencia con el obispo

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Ayer se celebró en el Seminario Diocesano la segunda tanda de los encuentros de matrimonios con el obispo, que reunió a ochenta y ocho familias.

Durante toda la jornada el grupo estuvo reunido en el salón de actos del Seminario, acompañados de tres símbolos: el cirio encendido, representando a Cristo resucitado; una imagen de Cristo en la cruz, «como signo del amor que nos une»; y el icono de la Sagrada Familia.

Por la mañana, monseñor Gerardo Melgar les ayudó a reflexionar sobre la vida a la luz del mensaje de Jesús. Después de un descanso, se celebró el sacramento de la penitencia.

La tarde se dedicó a la revisión del matrimonio y la familia, con un encuentro entre los esposos que, en diálogo y con unas pautas, tienen un momento dedicado expresamente a revisar y reflexionar sobre el camino de su matrimonio.

En la eucaristía, que cerró la convivencia, monseñor Gerardo Melgar subrayó cómo todos habían experimentado el amor de Dios a través del encuentro y del sacramento de la Penitencia: «La luz ilumina nuestra vida para que en nosotros se produzca la conversión que nos prepare para la luz del Cristo resucitado que vamos a vivir con la Pascua». Continuando con el símbolo de la luz, animó a la comunidad a vivir como «hijos de la luz», de manera que «los hijos sean hijos de la misma luz, porque tendrán la misma experiencia [de Dios]. Si Dios es el gran olvidado, nuestros hijos no tendrán experiencia de fe. Si Cristo es nuestra luz, tenemos que vivir como hijos de la luz. Así seremos luz para los demás». Concluyó invitando a los matrimonios a ser ejemplos cristianos para el mundo, de manera que otros imiten el amor que se tienen.

Después de la homilía, los matrimonios participantes se pusieron de pie para renovar las promesas matrimoniales. Dándose la mano, cada pareja prometió «seguir conservando, viviendo y aumentando» el amor; «seguir dialogando ante los problemas y dificultades»; seguir esforzándose en «comprender los fallos del otro»; seguir intentando vivir «el matrimonio desde la fe» y seguir «teniendo a Jesús como amigo para todos los momentos».

La última convivencia se celebrará el próximo domingo en Membrilla.