En la mañana del 12 de diciembre el obispado acogió la presentación de la campaña de Navidad de Cáritas Diocesana para este 2025, una invitación a vivir desde la esperanza, la dignidad y el compromiso con las personas más vulnerables.
En la rueda de prensa intervinieron el obispo de Ciudad Real, don Abilio Martínez Varea; la directora de Cáritas Diocesana, Conchi Aranguren; y Aliu Mane, trabajador de inserción que compartió su testimonio.
En su intervención, el obispo recordó el espíritu del Año Jubilar de la Esperanza convocado por el papa Francisco: «El Papa, cuando convoca el Año Jubilar de la Esperanza, lo que quiere es que los cristianos nos convirtamos en esperanza, nos convirtamos en esperanza para los mayores que viven en una soledad no deseada, que nos convirtamos en esperanza para aquellos que están privados de libertad por los motivos que sean. Convertirnos en esperanza para las personas mayores y para todas aquellas personas que pasan una necesidad en la vida, del tipo que sea».
El obispo subrayó que Cáritas es el instrumento de la Iglesia para vivir esa esperanza de manera organizada y eficaz: «La Iglesia de Ciudad Real tiene a Cáritas Diocesana que, de forma organizada, de forma afectiva y de forma efectiva, lleva la caridad y lleva la esperanza a las personas que así lo requieren. Y aquí hay que marcar esta campaña de Navidad. Un intento de llevar cariño y esperanza a las personas que lo necesitan».
Don Abilio recordó el sentido cristiano de estas fechas: «Siempre recalcamos que la Navidad es para los cristianos un acontecimiento. Es Dios que se hace historia, es Dios que se hace carne y no tenemos que olvidar tanto la dimensión celebrativa, como la dimensión caritativa todos los días del año». Insistió en que la Navidad es un tiempo para «una llamada al compartir» que «debe ser una dimensión caritativa de todos los días del año», pero que en estas fiestas la Iglesia desea subrayar con especial fuerza.
«Hagamos que tener una vida digna deje de ser una cuestión de suerte»
La directora de Cáritas Diocesana, Conchi Aranguren, presentó el lema de este año: «Hagamos que tener una vida digna deje de ser una cuestión de suerte», un mensaje que vuelve a poner en el centro a la persona para la caridad.
Aranguren afirmó que la Navidad es una oportunidad para redescubrir esa dignidad que «se quiebra cuando dejamos de reconocer la de los demás», e hizo referencia a los desafíos que recoge el último Informe Foessa: la emergencia habitacional, la precariedad laboral y las dificultades administrativas que afectan a las personas migrantes.
La directora recordó que estos problemas se viven a diario en la provincia, especialmente las dificultades de acceso a la vivienda, la inseguridad laboral y las trabas burocráticas que prolongan las situaciones de vulnerabilidad. Ante esta realidad, invitó a vivir la Navidad con gestos concretos de fraternidad: «alumbrar las sombras», «acoger al diferente», «caminar hacia el reencuentro» e «imaginar y construir un mundo mejor».
Aranguren explicó además la presión asistencial que soporta Cáritas, que recibe a personas derivadas por cuerpos policiales, servicios sociales e incluso el hospital. Señaló que, en muchos casos, se trata de responsabilidades propias de la administración pública, pero que «acaban recayendo en Cáritas», lo que evidencia la necesidad de reforzar las estructuras.
La directora agradeció finalmente la labor de voluntarios, técnicos, donantes y comunidades parroquiales, cuya entrega hace posible «cubrir necesidades básicas y promover procesos de desarrollo personal» en la diócesis.
La historia de Aliu: «Cáritas es como una madre que ayuda a todos sus hijos»
Aliu Mane, trabajador de inserción en la empresa Re-iniciar Alternativas Solidarias, de Cáritas en Tomelloso intervino para explicar su historia, en la que Cáritas lo ayudó a salir de la «desesperación». Acaba de aprobar el examen teórico del carnet de conducir y hoy mira su futuro con esperanza, aunque su camino no fue fácil.
Aliu relató que llegó a vivir en una nave en el campo, en condiciones muy duras. Sufría cataratas y nadie lo contrataba como temporero: estaba desesperado, «como una persona que está esperando la muerte». Todo cambió el día en que alguien de Cáritas llegó a su vida, una persona que él describió como «un ángel».
Ese acompañamiento le permitió regularizar su documentación, acceder a atención médica y ser operado de los ojos. También le ayudaron a encontrar una vivienda digna. «Cáritas es como una madre que ayuda a todos sus hijos», afirmó.
Una Navidad para compartir esperanza
La campaña de Navidad de Cáritas Diocesana de Ciudad Real quiere ser una llamada a la solidaridad en un tiempo en el que, como recordó el obispo, «tenemos que compartir con aquellos que tienen menos que nosotros». La esperanza, la dignidad y la fraternidad, desde la experiencia de la encarnación de Dios, siguen siendo el corazón del mensaje cristiano en estas fechas y el motor del trabajo de Cáritas durante todo el año.