Don Gerardo Melgar, desde hoy administrador apostólico de la Diócesis de Ciudad Real, se ha dirigido a todos los fieles de nuestra Iglesia para anunciar la aceptación efectiva de su renuncia por parte del Papa y el nombramiento del nuevo obispo para Ciudad Real, don Abilio Martínez Varea.
Carta de despedida del Sr. obispo don Gerardo Melgar comunicando a la Diócesis de Ciudad Real la aceptación de su renuncia por edad al gobierno y pastoreo de la diócesis
Queridos amigos y hermanos de toda nuestra Diócesis de Ciudad Real:
Recibid, en primer lugar, mi más cordial y afectuoso saludo todos cuantos formáis parte de nuestra querida Diócesis de Ciudad Real.
La edad no perdona y la edad del obispo tampoco. Sabéis que el día 24 de septiembre de 2023, es decir, va a hacer dos años, cumpliendo el c. 401, 1 del Código del Derecho Canónico, presenté ante la Santa Sede, al papa Francisco, cumpliendo lo establecido en dicho canon del Código de Derecho Canónico, mi renuncia como obispo de Ciudad Real.
Dicha renuncia fue aceptada y de ella me informó el papa Francisco respondiendo a mi carta de renuncia con la fórmula que se utiliza para ello: Nunc pro tunc, que quiere decir en castellano que se aceptaba la renuncia, pero que no sería efectiva hasta que el Santo Padre nombrara un nuevo obispo que continuase el ministerio episcopal en esta diócesis.
Hace unos días que recibí una carta de la Nunciatura Apostólica en la que se me comunicaba que el papa León XIV había nombrado al nuevo obispo: S.E Mons. Abilio Martínez Varea para esta Diócesis de Ciudad Real y, por lo mismo, yo pasaba a ser obispo emérito. Desde hoy, día 9 de julio, y hasta el día de la toma de posesión del nuevo obispo el día 27 de septiembre, pasaba a ejercer el oficio de administrador apostólico de la misma.
La comunicación pública de este día 9 de julio tiene una doble finalidad: comunicaros mi renuncia como aceptada definitivamente por el Papa, por la que yo soy «obispo emérito», que hasta que tome posesión el nuevo obispo ejerceré el cargo de administrador apostólico, con los mismos derechos y obligaciones que el obispo tiene y, por otra parte, anunciaros que ya tenéis otro obispo en la diócesis, que se llama Mons. Abilio Martínez Varea, que en la actualidad es obispo de Osma-Soria.
Desde aquí, y desde el primer momento, quiero expresar mi más sincera y cordial felicitación al nuevo obispo, S.E. Mons. Abilio Martínez Varea, y mis mejores deseos para él en el ejercicio de su ministerio episcopal en esta diócesis de Ciudad Real.
A vosotros, os pido a todos, que lo mismo que me acogisteis a mí, acojáis y abráis el corazón al nuevo obispo don Abilio y que con vuestra colaboración lo ayudéis en todo momento a llevar adelante su ministerio episcopal y el gobierno de esta diócesis que el Señor le ha confiado.
Yo termino una fase muy importante de mi vida con los nueve años que he pasado entre vosotros como obispo prior de esta diócesis de Ciudad Real. Aprovecho la ocasión para agradecer a todos: sacerdotes, religiosos y laicos diocesanos, la buena acogida que desde el principio tuve por vuestra parte, y pediros que acojáis de la misma manera al nuevo obispo que el papa León XIV ha querido mandaros, y que, de manera plena, será vuestro obispo desde que el 27 de septiembre tome posesión de la diócesis.
Las despedidas nunca son agradables del todo y siempre suponen dejar parte de nuestro corazón allí donde y con quien hemos compartido nuestra vida, pero, por otro lado, mirando lo que han sido estos nueve años, tengo que agradeceros vuestra cercanía, vuestro cariño y vuestra valoración de la figura del obispo diocesano que en todo momento me habéis dispensado a mí, así como la colaboración, el apoyo y la generosidad que he encontrado en todos vosotros, sacerdotes, religiosos y fieles.
Aprovecho también para pedir perdón por mis deficiencias y los errores que haya podido tener en el ejercicio de mi ministerio apostólico como obispo entre vosotros, o porque no haya sabido responder a lo que en algunas ocasiones esperabais de mí y sintáis que no he sido capaz de daros.
Por mi parte, llevo el corazón lleno de gratitud por todo lo que he encontrado y vivido en esta diócesis y que ha dado sentido a mi entrega como obispo, padre y pastor de ésta, y, por encima de mis deficiencias personales, os pido que no os olvidéis de rezar por mí. Yo os tendré muy presentes en mi oración y en las eucaristías para que la siembra que con el trabajo pastoral hemos tratado de sembrar entre todos, fructifique y logréis ser cada día más una diócesis evangelizada y evangelizadora.
Un fuerte abrazo para todos y que nuestra unión en la oración estreche cada día más nuestros lazos de cercanía, de unión y amor entre todos nosotros. Que el Señor nos siga bendiciendo a todos.
+ Mons. Gerardo Melgar Viciosa,
administrador apostólico de Ciudad Real.