En la solemnidad de Pentecostés celebramos además el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. El delegado de Apostolado Seglar de nuestra diócesis nos habla de la jornada, que este año nos presenta el lema Testigos de esperanza en el mundo.
Celebramos hoy la solemnidad de Pentecostés, el momento en el que los apóstoles recibieron el Espíritu Santo. Después de la muerte de Jesús, todo cobra sentido con su resurrección; todas las piezas encajan en su lugar. Y después de la resurrección, la venida del Espíritu: Jesús se queda para siempre con los discípulos y, por extensión, con todos nosotros. Su venida no es cosa de un momento; recibimos el Espíritu cuando dejamos que el mensaje de Jesús cale en nosotros; lo recibimos cuando ayudamos al hermano; lo recibimos cuando somos generadores de paz y sosiego en un mundo profundamente crispado; lo recibimos cuando elevamos nuestra súplica y oración para pedirle que nos guíe en nuestras acciones y en nuestras palabras; lo recibimos, en definitiva, cuando evangelizamos presentando al Dios que es todo amor y misericordia.
Los laicos somos personas privilegiadas en este «recibid el Espíritu Santo», porque el Señor se ha fijado en nosotros para llevar a cabo su labor de redención en el mundo. En nuestra labor diaria, debemos comunicar que la única vida que se vive en plenitud es a través de Jesús. Con nuestra alegría, debemos dar testimonio de la «alegría» con mayúsculas; con nuestra esperanza, debemos dar testimonio de la «esperanza» que es Dios. Es una gran responsabilidad que muchas veces no estamos dispuestos a asumir por miedo o comodidad, pero no hay otro camino.
A veces se tiene la sensación de que la tarea nos supera y nuestro trabajo se queda en poca cosa. No debería ser así si fuésemos conscientes de que el Espíritu nos habla a cada momento y nos va guiando. Siempre lo hace. Lo acabamos de ver con la elección del papa León XIV, tan inesperado como fresco; tan sorprendente como acertado. Y es que el espíritu nos precede siempre. No mas excusas, no más miedos. La fuerza de los laicos está por llegar, lo estamos descubriendo especialmente desde hace unos años. La Iglesia espera mucho de todos nosotros y nuestro compromiso debe ir dando frutos.
La Conferencia Episcopal Española ha elegido para la celebración de esta jornada el lema Testigos de Esperanza en el Mundo. Celebramos también el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. Tampoco es casualidad que el día que celebramos la venida del Espíritu, se celebre el día de los laicos. En el año jubilar de la esperanza se nos dice que tenemos que ser sembradores y portadores de esperanza. Y, al mismo tiempo, que Dios ha puesto su esperanza en nosotros. ¡No puede haber dicha más grande!
Por Juan Manuel García de la Camacha