Renovar nuestra participación en la Iglesia

Continuamos comentando los párrafos más importantes del Documento Preparatorio del Sínodo de los obispos. Hoy, sobre la renovación de nuestra participación en la Iglesia.

— Hacer memoria sobre cómo el Espíritu ha guiado el camino de la Iglesia en la historia y nos llama hoy a ser juntos testigos del amor de Dios.
— Vivir un proceso eclesial participado e inclusivo, que ofrezca a cada uno –en particular a cuantos por diversas razones se encuentran en situaciones marginales– la oportunidad de expresarse y de ser escuchados para contribuir en la construcción del Pueblo de Dios.
— Reconocer y apreciar la riqueza y la variedad de los dones y de los carismas que el Espíritu distribuye libremente, para el bien de la comunidad y en favor de toda la familia humana […].
— Examinar cómo se viven en la Iglesia la responsabilidad y el poder, y las estructuras con las que se gestionan, haciendo emerger y tratando de convertir los prejuicios y las prácticas desordenadas que no están radicadas en el Evangelio […].
— Regenerar las relaciones entre los miembros de las comunidades cristianas, así como también entre las comunidades y los otros grupos sociales, por ejemplo, comunidades de creyentes de otras confesiones y religiones, organizaciones de la sociedad civil, movimientos populares, etc.

En el Documento para la preparación del Sínodo se enumeran algunos ámbitos en los que podemos centrar nuestra reflexión, para descubrir las llamadas que el Espíritu Santo hace hoy a la Iglesia. Acabamos de recoger algunos de ellos.

Ante todo, el Sínodo pide un ejercicio de memoria: reconocer que en nuestra historia el Espíritu Santo nos está guiando hacia la comunión. Necesitamos reconocer las situaciones que suponen para nosotros una experiencia más honda de Iglesia: ¿cuándo nos hemos sentido particularmente miembros de la Iglesia de Cristo? ¿Qué características definen esos momentos? ¿Qué llamadas del Señor encontramos en esas situaciones?

El Documento se pide que la reflexión del Sínodo sea un verdadero proceso de escucha, que incluya a todos los cristianos que deseen participar en la vida del Pueblo de Dios

Además, en el Documento se pide que la reflexión del Sínodo sea un verdadero proceso de escucha, que incluya a todos los cristianos que deseen participar en la vida del Pueblo de Dios. Una de las claves del Sínodo es precisamente la participación de todos los cristianos. Por esta razón se insiste en cuidar una actitud de escucha. Y por eso, el mismo documento pide que aprendamos a reconocer la riqueza de los dones que concede el Espíritu Santo (los carismas) para el bien de toda la Iglesia. El Sínodo nos ayudará a buscar la unidad de la Iglesia en la variedad de los distintos carismas.

Invitando a todos los cristianos a participar, el Documento entiende el Sínodo como una llamada a la corresponsabilidad, esto es, a que todos los cristianos nos sintamos verdaderamente responsables de la misión de la Iglesia, y también a que nos esforcemos por transformar lo que no está de acuerdo con el Evangelio en nuestra forma concreta de participar en la Iglesia. El Sínodo es también una búsqueda de una mayor fidelidad.

La atención que presta el Documento Preparatorio a estos ámbitos de reflexión nos invita a entender el Sínodo como una oportunidad para renovar nuestra participación en la Iglesia, para concentrarnos en lo esencial y para reorientar lo que está desordenado.

Por Juan Serna Cruz