La cruz y el icono de la Virgen en Herrera de La Mancha

«Muchas gracias por este privilegio», dijo uno de los internos de la prisión de Herrera de La Mancha ante la cruz de los jóvenes en la visita del pasado 22 de septiembre.

Antes, la cruz y el icono de la Virgen habían llegado desde Úbeda a la prisión, donde los internos portaron los dos símbolos hasta la capilla, mientras entonaban el canto que comienza diciendo «Cristo, tu cruz es respuesta real para este mundo».

Durante toda la mañana, los internos de Herrera de La Mancha fueron pasando por el oratorio, donde el capellán, el religioso trinitario Vicente Elipe, dirigió oraciones en la que se escucharon textos de presos sobre el dolor, el sufrimiento o la libertad, además de peticiones: por la Iglesia, por los privados de libertad, por las personas sin hogar, por los que sufren, por los jóvenes. En alguna ocasión, los internos pidieron a viva voz, expresando sus sentimientos y deseos ante la cruz que muchos de ellos tocaban con respeto y veneración, mientras se despedían emocionados santiguándose.

«En la oración se veían rostros de todo tipo: de emoción, con ojos llorosos, alegres. Para ellos era encontrarse con un Dios que se hacía presente en esa cruz»

«En la oración se veían rostros de todo tipo: de emoción, con ojos llorosos, alegres. Para ellos era encontrarse con un Dios que se hacía presente en esa cruz», explica el capellán de Herrera. «Para todos los jóvenes, pero en una cárcel especialmente, la cruz era para ellos el símbolo del amor de Cristo».

Durante las oraciones, el capellán dirigía la mirada de los internos al crucificado de Herrera, que no tiene cruz, mientras les decía: «Os traemos aquí la cruz que no tiene nuestro Cristo, porque esta es la cruz donde estamos cada uno de nosotros, donde Cristo muere, sufre por nosotros y nos lleva a cada uno». En esos momentos, las miradas de oración se orientaban en silencio a la cruz peregrina, tocada desde el año 1984 por el sufrimiento de hombres y mujeres de todo el mundo.

Antes de terminar con un canto a la Virgen, los internos escribían pensamientos y peticiones en unas cintas que dejaban sobre el travesaño de la cruz. Estas cintas se recogieron y se usarán para elaborar una cruz que quedará en la capilla de la prisión de Herrera.