Cáritas acompaña a 190 personas sin hogar en la pandemia

La pandemia ha afectado de manera singular a algunos colectivos, como el de las personas sin hogar, que no tenían sitio donde vivir el confinamiento.

Cáritas en Castilla-La Mancha ha continuado con sus centros abiertos para atender, solo durante los meses de pandemia, a 190 personas en los seis centros de urgencia, los cinco centros residenciales y los dos pisos de autonomía con los que cuenta.
Al comienzo del Estado de Alarma, los centros tuvieron que rediseñar su atención, innovando procedimientos para atender a un colectivo tan singular y, a la vez, tan afectado por el confinamiento. No se trataba solo de una atención sanitaria para preservar a cada una de estas personas del contagio, sino simplemente de un techo donde poder pasar el confinamiento al que obligaba el Estado de Alarma.

Cáritas en Castilla-La Mancha ha continuado con sus centros abiertos para atender, solo durante los meses de pandemia, a 190 personas en los seis centros de urgencia, los cinco centros residenciales y los dos pisos de autonomía con los que cuenta.

Desde Cáritas se considera que «los gobiernos deberán afrontar el impacto derivado de esta crisis desde un enfoque de derechos», explican. De este modo, «el derecho a una vivienda, el derecho a unos ingresos mínimos, el derecho a estar empadronado y el derecho a una sanidad universal». La atención sanitaria a las personas sin hogar es precaria, no solo por su modo de vida, sino por la imposibilidad de un tratamiento continuado con un sistema sanitario pensado para gente sin movilidad. Una persona sin hogar es, siempre, para el sistema, un desplazado.

En la provincia de Ciudad Real

Nuestra provincia cuenta con dos centros en la capital, uno en Alcázar de San Juan, otro en Puertollano y otro en Daimiel. En ellos se acompaña a personas con problemas de drogas o personas sin hogar, que no suelen tener acceso del mismo modo que cualquier ciudadano a los recursos sanitarios ni viven en lugares con condiciones higiénicas suficientes.

Por la pandemia, se ha suspendido el cierre del centro de Puertollano, ampliando su trabajo el tiempo necesario. Además, todo el trabajo se ha reestructurado, adaptando la atención a la situación actual y extremando las medidas de seguridad para proteger a uno de los colectivos más vulnerables.