Hacia un mundo ultimado y perfecto

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Dios Padre en unión con el Espíritu creó el mundo con el poder de su Palabra, saliendo de su  boca hermoso como la luz y  bueno como la gloria. Junto con la creación del cosmos, fundó la sociedad humana para que el hombre viviera en la fraternidad y el amor. A la materia, Dios le dio capacidad de evolución progresiva, y al hombre  poder  para transformar al mundo  y crear ciudades. Dejó, asimismo, en nuestras manos la ordenación de las leyes de la convivencia, tras haber sembrado   en  el corazón de los humanos la esperanza de que, si somos fieles a su Espíritu,  el mundo y nosotros, recreados, permaneceremos para siempre  en “unos Cielos Nuevos y en una  Tierra Nueva” .

Digno de toda bendición, alabanza y gratitud, el Padre de todo y de todos, porque sigue manteniendo el mundo con mano fuerte y amoroso destino. Porque, en medio del pecado que destruyó la hermandad en la ciudad de los hombres, se acordó de nosotros, prometiéndonos la venida de un constructor definitivo. Porque a lo largo de los siglos  a hombres  profetas les  otorgó entrever  la nueva creación, edificada sobre las ruinas de la ciudad antigua. Porque, plenificando el tiempo de eternidad, a su Hijo Jesucristo, que al hablar de la destrucción de Jerusalén y su  templo anunció también la muerte del Templo de su cuerpo,  lo rehabilitó tras la muerte con la resurrección convirtiendo a la piedra desechada por los arquitectos  en Piedra Angular  de la Iglesia,  Templo comunitario formado por nuestras piedras vivas y vivificadas  por el  Espíritu …

¡Con que gozo y gratitud memorializamos, Padre, celebramos y actualizamos    los cristianos la destrucción y  reconstrucción singularísimas de  Jesús el Señor, el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin iniciador y ultimador  de todo y de todos. Tú, Padre, volviste a levantar su Cuerpo plenamente transformado por tu gloria y la vida, como una Ciudad que tiene  un nombre- sobre- todo- nombre ante la cual dobla su rodilla toda otra edificación humana. Tú, Padre, lo has constituido Cabeza de la humanidad, Primogénito de los que duermen, piedra angular de toda edificación, Fundamento único por el que podamos ser reedificados.definitivamente.

Tú, Padre, enviaste a tu Hijo al mundo para hacernos en Él hijos tuyos y hermanos universales. Al final de los tiempos, nos encontraremos todos con tu Hijo glorioso, cuando venga el Hijo del hombre con gran gloria y majestad. Ayúdanos, Padre, a esperar con ansia el retorno de tu Hijo y la venida manifiesta y total de su Reino. Concédenos a todos los hombres reconocer que ese día no significará una catástrofe para nosotros sino la Ascensión colectiva , la Entronización definitiva a tu Derecha de la humanidad salvada , la convalidación gratuita y merecida   de todo  trabajo, de todo valor humano, fruto de tu fuerza divina y de nuestros humanos esfuerzos. Que creamos, Padre,  y percibamos el Amor indefectible  de tu Hijo Predilecto, Muerto y Resucitado, en  las aflicciones, las  angustias y  las persecuciones que puedan sobrevenirnos, persuadidos y alentados por vuestro Espíritu  de que en todo esto  vencemos fácilmente por aquél que nos ha amado.. Listado completo de Comentarios