HOAC en los cursos de verano de Salamanca 2018

En torno a una treintena de militantes de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) en Ciudad Real, han participado en el curso de verano celebrado en la residencia de los padres Paúles, de Salamanca. En total, trescientas personas de cuarenta y dos diócesis han asistido a este «espacio de oración, diálogo y profundización en un clima de convivencia y fraternidad».


Con el obispo de Salamanca, D. Carlos López, que también ha participado en este encuentro, se ha reflexionado en cómo debe ser el papel del consiliario en su animación en la fe acompañado a los grupos y movimientos de acción católica y, en concreto, a la Hermandad Obrera de Acción Católica.

También, en diálogo con los principales dirigentes de los sindicatos y con representantes de los trabajadores, han profundizado en «cuáles son los retos que la realidad de precariedad, paro y exclusión plantea al mundo obrero y del trabajo y cómo responder ante las dificultades del trabajo con justicia y fraternidad».

Los miembros de HOAC en Ciudad Real prepararon una representación de «las situaciones de injustcia, pobreza y exclusión que el sistema nos quiere implantar». Es una lógica económica que mata y que descarta a la persona.
 

En los cuatro puntos que siguen han querido expresar las conclusiones del encuentro:  

 
1) El trabajo ha ido pasando progresivamente de ser un bien para la vida a ser un instrumento para la producción. La deshumanización del trabajo coloca a la persona en una peligrosa situación de vulnerabilidad y exclusión social.

2) Muchos trabajadores y trabajadoras están sufriendo una gran precariedad. Y esta precarización del trabajo que estamos padeciendo supone también la degradación de la empresa y de la economía, por lo que estamos llamados a repensar el sentido y la función que realmente deben tener para que sirvan al bien común.

3) Creemos que, ante la situación de insolidaridad estructural que se vive en todo el mundo, respecto a los trabajadores y trabajadoras, es esencial nuestro compromiso sindical en la pobreza y en la debilidad del mundo obrero, para ser testigos vivos de un proyecto de humanización, uniendo amor y justicia. Creemos en el papel estratégico de las organizaciones de trabajadores, pilares fundamentales de la democracia que, mediante el diálogo social y la negociación colectiva, construyen sociedades más justas.

4) Como creyentes en Jesús de Nazaret, y consecuentes con la Doctrina Social de la Iglesia, reafirmamos la centralidad de la persona humana y el derecho al trabajo decente en un modelo de desarrollo inclusivo, solidario y respetuoso con la casa común.