La comunidad diocesana de Ciudad Real vivió el sábado 7 de junio una jornada de alegría con la ordenación de diácono de Diego Plana Campos, natural de Manzanares. Fue en una misa celebrada en su parroquia, Nuestra Señora de la Asunción de Manzanares.
El obispo, don Gerardo Melgar Viciosa, presidió la celebración, en la que concelebraron numerosos sacerdotes del presbiterio diocesano.
Numerosos fieles, entre ellos familiares, amigos y feligreses de las parroquias de Manzanares y de los pueblos en los que el nuevo diácono ha desarrollado su formación pastoral, participaron en la celebración, en la que cantó la Coral Diocesana.
Presentación y elección del candidato
Durante el rito de ordenación, antes de la homilía, el rector del Seminario Diocesano de Ciudad Real, Juan Serna, presentó al candidato. Tras consultar al pueblo cristiano y a quienes se han encargado de su formación, «ha sido considerado digno» de recibir el diaconado, dijo.
En la homilía, don Gerardo Melgar se dirigió directamente al ordenando, reconociendo en él un signo de que Dios sigue llamando a jóvenes a servirle: «Hoy, en este momento, hay muchas personas, familiares, vecinos, religiosas y religiosos, sacerdotes que oran por ti para que seas un buen diácono y, más tarde, un buen sacerdote, de los que la Iglesia y el mundo están necesitando en este momento».
Un ministerio de servicio
El obispo destacó el sentido del ministerio de diácono, fuertemente vinculado al servicio a Dios y a los hermanos: «El Señor que un día te hizo aquella primera llamada […] hoy te consagra con la imposición de mis manos y la oración de consagración, y te capacita para que la misión que te confía y a la que te envía, seas el servidor de tus hermanos».
Además, don Gerardo recordó que la vida del diácono no es simplemente funcional, sino profundamente configurada con Cristo servidor: «La recepción del diaconado te configura con Cristo, servidor y siervo que no vino a ser servido, sino a servir y servir especialmente a los pobres y necesitados, a los mismos a los que tú eres enviado a entregar precisamente tu vida y tu servicio». Añadió que «la caridad pastoral pide de ti la entrega total de tu vida y de todo cuanto tú eres y tienes».
Fidelidad, coherencia y entrega
Don Gerardo insistió también en la necesidad de que el Diego Plana viva con autenticidad y coherencia su vocación, alineando su vida con la voluntad de Dios: «Esta misión, la llamada y la misión recibida de Cristo exige de ti coherencia. Nos dice Jesús en el Evangelio: “No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre”. […] Esta coherencia entre la fe y la vida no admite medias tintas».
Junto a esa coherencia, la vida de entrega es donde adquiere el sentido «auténtico y pleno» el celibato, que Diego prometió públicamente en la celebración. «El celibato es siempre un don de Dios, y tanto mejor lo vivirás en la medida en que más cerca estés de Cristo y mantengas un contacto asiduo e íntimo por medio de la oración personal y el resto de la liturgia de las horas», explicó el obispo.
Oración y vida espiritual
Entre las recomendaciones que el obispo dio a Diego en su homilía, destacó la centralidad de la vida espiritual y del rezo diario de la Liturgia de las Horas: «La Iglesia pone hoy en tus manos, querido Diego, este medio tan precioso para la unión con el Señor y la comunión profunda con Él y con la Iglesia. […] Reza cada día con pausa y devoción la oración de la Iglesia, que tiene como centro la eucaristía y consagra a Dios nuestro esfuerzo cotidiano, ofreciéndole nuestro tiempo y en él nuestra vida».
Don Gerardo situó el nuevo ministerio en clave misionera: «La recepción del orden del diaconado te hace servidor de la misión de la Iglesia, que es una misión eminentemente misionera. La misión de ser, de ir por el mundo anunciando a Cristo y su mensaje salvador».
Un testimonio que interpela
El obispo concluyó la homilía con palabras de aliento en clave vocacional, recordando a Diego que su testimonio puede ser un signo para otros jóvenes: «La Iglesia será también una interpelación constante para tantos jóvenes que, como tú lo has hecho, también se están planteando su vida y están haciendo su discernimiento vocacional».
Tras la liturgia de la Palabra, el ordenando manifestó su voluntad de recibir el orden del diaconado y prometió obediencia al obispo. Luego, se postró en tierra mientras la asamblea —de pie, al celebrarse la ordenación en tiempo pascual— invocaba la intercesión de los santos. La ordenación se realizó con la imposición de manos del obispo y la oración consecratoria, en la que pidió que el Espíritu Santo fortalezca al nuevo diácono para que sea un buen ejemplo de vida cristiana, un buen pastor de las ovejas y un mensajero fiel del Evangelio.
Un paso adelante hacia el sacerdocio
Con el aplauso emocionado de toda la asamblea al término de la celebración, la comunidad diocesana expresó su alegría y apoyo al nuevo diácono, que comenzó su ministerio asistiendo al altar durante la eucaristía, como ministro ordenado, al servicio del pueblo de Dios.
Este paso supone un momento central en el camino hacia el presbiterado, al que Diego Plana se dirige con la gracia de Dios y la oración de toda la Iglesia.