Congreso de Hermandades de la Entrada de Jesús en Jerusalén

Entre el 22 y el 24 de septiembre, tuvo lugar, en Ciudad Real, el IV Congreso Nacional de Hermandades de la Sagrada entrada de Jesús en Jerusalén.

Organizado en esta edición por la Hermandad de Las Palmas de Ciudad Real, los participantes se reunieron en las instalaciones del colegio Hermano Gárate, de los salesianos, donde está radicada la hermandad de Ciudad Real.

El primer día, los congresistas pudieron disfrutar de una visita guiada a la catedral, rezando en el camarín de la Virgen del Prado, comenzando los trabajos del congreso el segundo día. La primera cita fue la conferencia del monje cisterciense fray José Manuel Arenillas sobre La Sagrada entrada de Jesús en Jerusalén. Símbolos y significado a través de las Sagradas Escrituras.

La siguiente conferencia la impartió el sacerdote salesiano Javier Valiente Moreno, subdirector del programa El día del Señor de Radio Televisión Española, que dio paso a una mesa redonda sobre Las hermandades en las redes sociales, moderada por Javier Ruiz Martínez, periodista de Onda Cero.

La tarde del sábado y la mañana del domingo se emplearon en una visita turística por la ciudad, una ofrenda floral a la Virgen del Prado y la visita al Museo Diocesano y a la ermita de Los Remedios.

«La hermandad es, y debe ser, un medio, un instrumento al servicio de nuestra fe»

El último acto antes de la clausura del congreso fue la eucaristía, que presidió el obispo, don Gerardo Melgar, en la iglesia de San Ignacio. Con la presencia de todos los congresistas, junto al obispo concelebraron los sacerdotes de la comunidad salesiana, entre los que se encuentra el consiliario de la Hermandad de Las Palmas en Ciudad Real, Antonio Esgueva.

Don Gerardo comenzó agradeciendo a los congresistas su trabajo para que los hermanos «vivan cada día un poco mejor su fe» con las actitudes de «Cristo y su mensaje salvador» para conocerlo cada día mejor.

«La hermandad es, y debe ser, un medio, un instrumento al servicio de nuestra fe y de la fe de cada uno de los que forman esa hermandad, para que la fe en el Señor vaya creciendo día a día y sea cada día más auténtica», dijo, invitando a los hermanos a sentirse «llamados a ser testigos» para «ayudar a cada uno de los hermanos a que sean testigos ante los demás, ante su familia, ante los conocidos, ante el mundo en general. Porque toda manifestación religiosa es siempre una manifestación de fe».

«La Hermandad de Las Palmas anuncia el comienzo de la Semana Santa de contemplación del Crucificado y del Resucitado, del amor de un Dios que es capaz de entregarse por nosotros hasta la muerte y una muerte de cruz»

Al tratarse de un congreso que congrega a las hermandades del Domingo de Ramos, el obispo se refirió a la liturgia de ese día, que «está hecha de contrastes y contrapuntos». Por un lado, el pueblo lo aclama como un rey, pero «Cristo entra en la Ciudad santa para entregar su vida en aras del doble amor, del amor al Padre, que por eso lo hace, por eso acepta la voluntad; y el mandato y la misión que el Padre le ha encomendado».

«La Hermandad de Las Palmas anuncia el comienzo de la Semana Santa de contemplación del Crucificado y del Resucitado, del amor de un Dios que es capaz de entregarse por nosotros hasta la muerte y una muerte de cruz», dijo, animando a todos a «meditar muchas veces en este tremendo drama de la Pasión de Cristo para darnos cuenta de lo que ha valido nuestro rescate».

Para concluir, don Gerardo volvió a insistir en una idea que subraya cada Semana Santa, que no se viva de forma paralela en la calle y en las iglesias, sino que se viva de manera unitaria participando en los oficios divinos.

«Que seamos capaces de vivir nuestra fe en el Cristo muerto y resucitado, pero al mismo tiempo que seamos capaces de anunciarlo a los demás con nuestra vida. Que nuestra vida sea un testimonio auténtico de que Cristo ha muerto por nosotros», concluyó.

Al final de la misa, al tratarse del cumpleaños del obispo, la comunidad salesiana y la Hermandad de Las Palmas de Ciudad Real hicieron un regalo don Gerardo, agradeciendo su presencia en el Congreso.