Justino, mártir

Elementos relacionados

    Nació en Flavia Neápolis, en Palestina, a principios del s.II. Su familia era pagana. Recibió una amplia formación filosófica, en las escuelas estoica, peripatética, pitagórica y platónica. Pero ninguna de las teorías que conoció llenaron su ansia de verdad.

    Se acerca, entonces, al cristianismo. Y aquí sí que encontró la respuesta que buscaba. Aunque también influyó, sin duda, el testimonio de los mártires.

    Una vez convertido al cristianismo y bautizado, se dedica a predicar la nueva religión por diversos sitios; entre ellos, Roma. Además, escribió algunos textos con la misma finalidad: Apologías (fueron dos), que dirigidas al Emperador, pretendían defender al cristianismo de los ataques que recibía de las autoridades romanas; Diálogo con Trifón: con el mismo tema, pero, ahora, frente al judaísmo (es importante en esta obra que Justino quiera demostrar su fe frente a los judíos, aduciendo citas de la Sagrada Escritura)...

    Debatió públicamente frente al filósofo cínico Crescente. Este parece que fue quien lo denunció a las autoridades romanas. Fue encarcelado junto a algunos de sus discípulos, y lo condenaron a morir decapitado. Justino y sus compañeros no cedieron a la invitación de sacrificar a los dioses, y entregaron su vida. En las Actas de su martirio, dice Justino: "Adoramos al Dios de los cristianos, que es uno, y creador y artífice de todo el universo, de las cosas visibles e invisibles; creemos en nuestro Señor Jesucristo como Hijo de Dios, anunciado por los profetas como el que había de venir al género humano, mensajero de salvación y maestro de insignes discípulos... Es nuestro deseo más ardiente el sufrir por amor a nuestro Señor Jesucristo, para ser salvados". Y el prefecto pronuncia la sentencia: Por no haber querido sacrificar a los dioses ni obedecer la orden del emperador, que sean azotados y conducidos al suplicio, para sufrir la pena capital de acuerdo con las leyes".

    San Justino nos enseña algo fundamental: nuestra fe (regalo de Dios, sin duda) se estudia. Es decir, es racional. Y son, por eso, muchos los aspectos que podemos conocer, razonar, relacionar, profundizar... ¡Con qué frecuencia olvidamos esto y no cuidamos para nada nuestra fe! ¿No sería un buen momento para esmerarnos en este sentido? Existen posibilidades: hay grupos en todas y cada una de nuestras parroquias, hay literatura que podemos utilizar... Cuidemos nuestra fe, y tendremos la base imprescindible para creer más y mejor. Listado completo de Santos