Lectorado y acolitado en Argamasilla de Alba

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El 25 de enero el obispo instituyó como lector y acólito al seminarista Óscar Martín Biezma, natural de Consuegra, durante la celebración de la eucaristía en la parroquia de Argamasilla de Alba.

Óscar, que estuvo acompañado por familiares y amigos, tiene 42 años e ingresó a nuestro seminario en septiembre de 2014, después de estudiar Administración de Empresas.

El lector es el encargado de leer la Palabra de Dios en la asamblea litúrgica. El acólito ayuda al diácono y al sacerdote en el altar

Durante sus años de estudio y preparación en el Seminario Diocesano ha realizado sus actividades pastorales en Villamayor de Calatrava, en Alcázar de San Juan, con atención en la prisión y en el hospital; en Herencia y, ahora, en Argamasilla de Alba, donde se celebró su lectorado y acolitado.

El párroco de Argamasilla de Alba, Ángel Almansa, resaltó tras la celebración la alegría que supuso para toda la comunidad de Argamasilla ser partícipe de este paso en la formación al sacerdocio de Óscar Martín. Se trató de una celebración que nunca había acogido la parroquia, en la que este año Martín Biezma se prepara pastoralmente para ser sacerdote.

¿Qué son el lectorado y el acolitado?

El acolitado y el lectorado son la actualización de las antiguas «órdenes menores» que recibían solo los candidatos al sacerdocio.

Con la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, estas órdenes se actualizaron, perdiendo el carácter clerical que habían adquirido, volviendo a ser ejercidas por laicos.

De este modo, el papa Pablo VI escribió el motu proprio Ministeria quaedam, por el que se adaptó las «órdenes menores», llamándolas acolitado y lectorado. Además, la colación dejó de llamarse «ordenación», pasando a ser denominada «institución».

Los más importante del cambio fue que estos servicios volvieron a ser ejercidos por laicos, y no solo por clérigos, aunque para que se preparen mejor los candidatos al sacerdocio, siguen recibiendo estos ministerios.

El lector

El lector es el encargado de leer la Palabra de Dios en la asamblea litúrgica, instruyendo además a los fieles para recibir los sacramentos.

El acólito

El acólito ayuda al diácono y al sacerdote en el altar. De modo extraordinario, distribuye la comunión y expone el Santísimo para la oración, además de instruir a todos los fieles sobre la Eucaristía.