El Domund

Elementos relacionados


    Celebramos en este cuarto domingo, 23 de octubre la fiesta del Domund, la Jornada Mundial de las misiones con el lema «Sal de tu tierra».

    Esta llamada a salir de su tierra, a dejar casa, padres, hermanos y hermanas, patria y entorno social, personal y familiar en el que se había criado para ir a tierras lejanas y predicar allí el evangelio, la sintieron muy en su corazón nuestros misioneros, que han dado su vida y siguen dándola generosamente para que el mensaje salvador de Cristo llegue a todos los hombres.

    Ellos se hicieron eco y respondieron con total generosidad a la llamada de Dios a Abraham a salir de su tierra e ir a la tierra que Él le iba a mostrar.

    Ellos han sido capaces de salir de su tierra que los vio nacer, para irse lejos de su patria y de su familia pero, sobre todo, han sido capaces de salir de sí mismos, de su mundo pequeño, de sus intereses, de su egoísmo, de su comodidad, de sus espacios de confort, para darse cuenta de que el mensaje salvador de Cristo no había llegado aún a mucha gente y que necesitaban de alguien que se lo anunciara. Por eso, ellos están dispuestos a decirle al Señor: «Aquí estoy Señor, si quieres yo voy, cuenta conmigo». Y dejándolo todo emprenden camino cargados de fe y esperanza para que, a través de ellos, Cristo sea conocido y amado.
    Ellos son nuestros misioneros, esas personas de corazón grande y fe profunda que, sin escatimar esfuerzo y renuncias en su vida, salen de sí mismos y de su tierra y dedican su vida a anunciar al Señor a los hermanos, poniendo su confianza solo en Cristo, que saben que está con ellos en todo momento. 

    Ellos son un modelo de esta Iglesia en salida que el papa Francisco nos está pidiendo a todos. Salir de nosotros mismos, de nuestras seguridades, de nuestros espacios de confort, de lo que hemos hecho toda la vida, porque la vida y la sociedad están muy cambiada.

    A todos, como bautizados, se nos pide salir de nuestra tierra, de nuestro egoísmo, que nos hace pensar solo en nosotros mismos, de nuestras comodidades, de nuestra conciencia tranquila que nos hace pensar que allá cada cual con su vida, de nuestra vida cristiana que no molesta a nadie pero que no ayuda a nadie, de nuestra vida cristiana hecha a la medida de cada uno, de tal manera que no nos hace salir de nuestras casillas.

    A los agentes de evangelización se nos reclama que nos convenzamos de la necesidad de abandonar nuestra evangelización y nuestra pastoral sedentaria, nuestra pastoral de espera en nuestras sacristías y despachos a los que están lejos esperando que vengan, cuando ellos, por sí mismos, no van a venir nunca.
    A todos, la Iglesia, por boca del Papa, nos lanza un reto urgente, importante e imprescindible: salir a buscar; a ofertar a Cristo a los que viven sin Él, salir a llamar a los que solos no van a venir; a hacer entre todos una «Iglesia en salida».

    Tenemos el ejemplo en nuestros misioneros. Ellos son un modelo de salir a buscar, a ofertar a Jesucristo y su mensaje, conscientes de que muchos no lo conocen o le conocen poco, o son indiferentes y no se han encontrado con el Señor.

    También entre nosotros, hoy, existen personas que no conocen a Cristo ni su mensaje, personas que en otro tiempo creyeron, pero hoy son indiferentes; personas que no se han encontrado con Cristo porque viven un cristianismo a su medida, anodino, que no molesta a nadie. Tantas y tantas personas que no pisan nuestras iglesias, pero que necesitan conocer y encontrarse con Cristo como el único que es capaz de dar sentido a su vida.

    Salgamos al mundo y ofertemos a Cristo con nuestra palabra y con nuestra vida. Seamos misioneros todos en nuestra propia vida. 


    + Gerardo Listado completo de Cartas